Actualmente la sociedad considera el sedentarismo y la poca actividad física como algo  natural en la vida de los adultos mayores ya que es visto como una condición normal de su edad. Mucho se habla de la importancia del ejercicio en los jóvenes y poco se escucha sobre su relevancia en los adultos mayores, cuando éste último grupo también se beneficia de la práctica constante del ejercicio.

La actividad física regular es un componente importante que ayuda a tener un envejecimiento exitoso y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades crónico-degenerativas relacionadas con esta etapa de vida.

Según la Organización  Mundial de la Salud (OMS) el adulto mayor debe realizar 150 minutos de actividad física aeróbica de moderada intensidad o 75 minutos de actividad física vigorosa de manera semanal. La idea es realizar la actividad física en pequeños intervalos de tiempo que van desde los 10 a 30 minutos, 5 veces a la semana hasta acumular los 150 o 75 minutos.

El tipo de ejercicio que se recomiende a cada adulto mayor dependerá de su condición física actual y estado de salud, además de sus gustos y preferencias. Algunos ejemplos son: caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta o ejercicio en equipo. También se recomineda de manera adicional incluir 2 sesiones de fuerza por semana, las cuales son de vital importancia ya que ayudan a mantener la masa muscular del adulto mayor. Algunos ejemplos son movimientos con su propio peso, yoga, pilates, entre otros.

Los beneficios que pueden obtener los individuos en este grupo de edad al cumplir con las recomendaciones de actividad física  son los siguientes:

  • Menor prevalencia de cardiopatías, hipertensión, accidente cerebrovasculares, DM2, etc.

  • Disminuye síntomas de depresión

  • Mayor autoestima

  • Mejor funcionamiento de sistemas cardiorespiratorio y muscular

  • Mejora la composición corporal

  • Ayuda a controlar niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos, etc.

  • Mejora el equilibrio y estabilidad, disminuyendo las caídas, lesiones, etc.

El ejercicio es el único método probado que puede mantener la condición física, revirtiendo los cambios en la composición corporal asociados al envejecimiento, cómo el músculo esquelético. La práctica continua de ejercicio mejora la funcionalidad e independencia, aumentando el estado de ánimo y la calidad de vida del adulto mayor.